Magdalenas de dos chocolates

Un día, leyendo el Progreso digital (el periódico de Lugo, la ciudad en la que vivo desde hace casi 4 años), dedicaron un artículo a Mirta, una lucense que se dedica a la repostería creativa. Artículo en el que pusieron el enlace de su blog http://dulcesentimiento.com/ Pinché, visité el blog, leí varias recetas y me quedé enamorada.
 
La receta que me dio ganas de hacer primero fue la de los cupcakes de chocolate blanco. Y fue toda una experiencia... Los cupcakes estaban ricos pero el buttercream, aunque rico también, no es para mí... O más bien, la manga pastelera y la decoración... De momento, sólo me dedico a hacer cupcakes (o magdalenas si sois más tradicionales ;-) ) sin decoración... A ver si un día vuelvo a la carga y consigo ser una buena decoradora de cupcakes.

Después de haber probado la receta de las magdalenas de chocolate blanco, hice unas de vainilla y caramelo (de mantequilla salada, caramelo típico de la bretaña francesa). Y esta semana, me dio por hacer magdalenas de dos chocolates (negro y con leche), basándome en la receta de los cupcakes de chocolate blanco de Mirta.


Ingredientes (para 20 magdalenas):

200ml de nata para montar
2 huevos
100g de azúcar
200g de harina con levadura (o si cocináis con harina normal sin levadura incorporada, añadimos 1/2 sobre de levadura)
250g de chocolate negro para repostería
20 bombones de chocolate con leche tipo lindor (las bolitas éstas)


1° Primero, fundimos el chocolate negro al baño maría.

2° Mientras tanto, en un recipiente, mezclamos la nata con el azúcar y las yemas de los huevos. 

3° Añadimos la harina con levadura y mezclamos bien hasta que se incorpore.

4° Agregamos el chocolate negro fundido a la preparación.

5° Montamos las claras de huevo a punto de nieve y las incorporamos poco a poco y suavecito a la mezcla.

6° Precalentamos el horno a 180°C y mientras tanto, vertemos la mezcla en las cápsulas (o los moldes) para magdalenas y metemos un bombón de chocolate con leche en cada una.

7° Horneamos durante unos 20 minutos.

Y aquí tenéis el resultado: unas magdalenas tan esponjosas que os engañan y ¡parecen ligeritas cuando las coméis!